lunes, 30 de diciembre de 2013

"Todos buscamos la felicidad. Es importante conjugar el dilema entre el 'tener' y el 'ser'"

Esta debe ser la fiesta más universal. Cuándo se sitúa el inicio o el momento desde el que se empieza a contar es lo de menos. Parece que los seres humanos necesitamos concentrar el paso del tiempo en pequeños ciclos y celebrar el comienzo de cada uno de ellos, haciéndonos la ilusión de regenerarlo viviendo intensamente sus momentos iniciales (algo parecido se puede decir del paso de una semana a otra). Brota un deseo de vida renovada que aquí expresamos diciéndonos unos a otros reiteradamente: ¡Feliz Año Nuevo! Y con la palabra "felicidad" queremos indicar lo mejor de nuestras aspiraciones individuales y colectivas.
Todos buscamos la felicidad y nos preguntamos dónde radica y cómo encontrarla. Para mí es importante poder conjugar equilibradamente el eterno dilema entre el "tener" y el "ser". Es decir, tener lo necesario para una vida digna y, a la vez, saber crecer por dentro para ser cada día más persona. Cuando escasea el "tener" no podemos estar satisfechos, pero cuando este "tener" es superabundante, tampoco.

DECIA la poetisa Marie von Ebner-Eschenbach que "estar satisfecho con poco es difícil, estar satisfecho con mucho es imposible". Así que la genuina felicidad no se mide sólo por la cantidad de euros que nos pueda tocar en la lotería. Una vez cubiertas las necesidades básicas lo que nos hace más felices es "ser con y para los otros".
En estos días, a la felicitación hay quien añade: "a ver si el 2014 nos trae no se qué cosas, que éste ya se acaba", como si el cambio de una cifra introdujera también mecánicamente un cambio en nuestras vidas. A este respecto circula ahora por las redes sociales una viñeta en la que Mafalda dice "no es el año 2014 el que tiene que ser diferente, es usted".
Así que podríamos ir pensando tu y yo, y también las instituciones diversas --tanto públicas como privadas--, en qué debemos cambiar para que todos seamos más felices.

AÑO NUEVO



martes, 24 de diciembre de 2013

Merece la pena seguir celebrando y decir a los cuatro vientos que no estamos solos

Un año más, el mundo cristiano celebra el nacimiento de Jesús. Lo representamos como viene siendo costumbre: una pequeña imagen bajo unos pedazos de corcho o dentro de un barroco portal, donde no falta ningún detalle. Llega a nuestro mundo, que también es el suyo, como lo hizo en su tiempo: humilde y para los humildes, rey del imperio de Dios en el que los más pobres deberán tener un lugar especial. Viviría sin una almohada donde reclinar la cabeza. Se apunta al bando de los excluidos de entonces y de ahora. La gente del campo, los que tienen encallecidas las manos con sus trabajos se acercan a El, mientras que los poderosos buscan la manera de quitarlo de en medio.
Desde esta postura pobre, sencilla y de encarnación profunda en la realidad humana y social de su pueblo, curará a los enfermos, dará pan a los hambrientos y defenderá los derechos de los más humildes y excluidos.
No vino a este mundo para desempeñar un papel de señor, sino de servidor. No se rodeó de personajes ilustres, al contrario, personas sencillas, gentes del pueblo, necesitadas de atención y buscadoras de sentido para sus vidas. Cristo, ayer, hoy, continúa siendo atractivo.
Su mensaje de amor sigue despertando generosidad en el corazón de los hombres. Merece la pena seguir celebrando la verdadera Navidad y decir a los cuatro vientos que no estamos solos, que el Enviado sigue llamando a nuestra puerta para transformar el mundo y dar sentido a toda nuestra vida.
Los cristianos creemos que no hay dos historias (la de la humanidad y la de la salvación) sino una sola: la historia de Dios hecho hombre. Cuando el pesimismo y la desesperanza nos invade, debemos convencernos de que no estamos solos.
Nuestra historia, esta historia de la humanidad que parece ir a la deriva, tiene un final feliz, porque el Niño-Dios es su principal protagonista. Con Jesús, el Padre ha hecho suya la suerte de la humanidad, por eso procuremos entrar en un año nuevo con ilusión y esperanza.
NAVIDAD



viernes, 20 de diciembre de 2013

EL BUEY, LA MULA, LA JAULA Y EL CANARIO



No piense el lector que vamos a hablar de zoología. Lo que pasa es que el buey y la mula han tenido un protagonismo especial en la prensa y las redes sociales en estos días.  Se ha dicho que el Papa en su último libro negaba su presencia en  la cueva de Belén y que, por lo tanto, había que retirar estas figuras de los nacimientos.
            Sin embargo lo único que se afirma  es que en los evangelios solo se habla de un pesebre y no de que hubiera animales allí. Lo cierto es que la tradición y la imaginación popular han ido adornando con elementos pintorescos un hecho del que, aun siendo muy importante para la fe cristiana, desconocemos muchos detalles. Y esto hace  que, a veces, el vulgo atribuya rigor histórico a lo que sólo es fruto de la leyenda y la imaginación popular, como también  es el caso de que se piense que fueran tres reyes los que llegaron de oriente.
            El autor va más allá de la literalidad de los escritos  y, según sus propias palabras,  interpreta aquello que los evangelistas quieren decir, teniendo en cuenta el momento histórico y las peculiares formas literarias de entonces. Para él el buey y el asno, en el misterio de Belén, simbolizan la humanidad que ha de reconocer al Mesías. Y lo mismo hace con el pesebre, que siendo el lugar donde los animales adquieren el alimento, es donde yace ahora quien viene como alimento para toda la humanidad.  
El asunto ha dado pie a no sé cuantos chistes en estos días, pero lo cierto es que el Papa no pide que se retiren estas figuras de los belenes sino que, más allá de lo puramente iconográfico, profundiza en su significado teológico.
            Cuando esta polémica va quedando atrás y viendo cómo ya se colocan  luces, árboles y belenes se me viene a la cabeza aquello de si no le estaremos dando más importancia a la jaula que al canario. Entiéndaseme bien: que deberíamos prestar más atención a lo que significa la Encarnación y Nacimiento del Hijo de Dios y menos a si había tal o cual cuadrúpedo en el establo.
             
 Jesús Moreno Ramos

 Para saber + (Navidad 2012)